Soy una mezcla de constructor, como lo fue mi padre, y de contestatario que quiere cambiar el mundo. Y luego hay una parte más silenciosa y poética.
Renzo Piano reclama trabajar sobre la periferia, “la ciudad del futuro estará allí”
Salgo de Madrid con dirección al sur, por un camino que debería conocer de memoria pero en el que a menudo me sigo perdiendo. Cuando demasiadas cosas suceden en tu cabeza, la mirada y la mente distraída pertenece a las cosas que miras y contemplas. La periferia de las ciudades está descosida, innumerables islas, separadas por los nudos de carreteras que acceden a ellas o las abandonan muestran un paisaje roto, extraño, inútil. No sé si es de estos espacios de los que habla, pero lo cierto es que a medida que se amalgaman las ciudades surgen estos espacios inhertes, que vistos desde el aire parecen casi poéticos. Imágenes que aleatoriamente lanza el Chromecast en su configuración o que podemos buycbdproducts en los paseos virtuales desde Google Earth. Hace muchos años contemplaba un polígono industrial de noche, las luces y su aislamiento le otorgaban una calidad especial, las estructuras industriales su apilamiento, su distribución apena iluminada, se asemejaban a un bodegón de Morandi, a mi reconozco que contemplarlo en silencio me emocionaba. Ruth se resistía a encontrar en ese espacio decadente una cualidad particular. Espacio artificial frente al espacio natural. Más tarde, en un lugar muy distinto, Dublín, me sucedía lo mismo cuando recorría esos espacios infinitos que separan el centro de la ciudad de Dolphins Barn, el barrio donde vivía. Recorrer las calles que rodean la Guiness Factory otorgaban al paseo una sensación de soledad inmensa. Los claroscuros producidos por el encuentro de las luces de farola con las inmensas naves de ladrillo, la dispersión de la luz atenuada en su ascenso al cielo oscuro y el olor a cebada tostada transformaba mi vuelta a casa rutinaria en un paseo nocturno. Puede que sea en estos momentos que se evidencíe las diferencias entre el poeta y el arquitecto, y convierte la reflexión de Renzo Piano en un interesante ejercicio por entender donde están los límites de la ciudad, cuál es el espacio donde vivimos y cuáles son nuestras verdaderas necesidades. Un arquitecto que reflexiona sobre los espacios intersticiales, en los bordes de la ciudad muestra su placer por la vida más allá de los edificios monumentales.
Pero hay algo añadido en Renzo Piano que no es pura sensatez sino algo muy valioso que es el juego y el atrevimiento. Me gustan las personas honestas.
40 años después de su inauguración(el centro Pompidou), todavía cuesta creer que le dejaran construir ese museo en pleno centro de París.
La última vez me sorprendí pensando de nuevo lo que dice usted(en referencia a la pregunta del entrevistador acerca ): “¿Cómo nos dejaron hacer eso?”.
https://elpais.com/cultura/2017/05/11/actualidad/1494525818_594109.html